Mucho, esta cultura durante milenios, nos ha enseñado a través de la culpa, el sufrimiento, el miedo, el rechazo, y por ende el juicio hacia uno mismo y hacia los demás.
Todo se resumía a juzgar y ser juzgado. Todo esto por tanto "contralaba nuestras decisiones ya que estaban somentidas a ser juzgadas y no aprobadas por los demás de los que buscamos la aprobación".
Todo lo que pensamos, llevamos a la acción, de la acción a la manifestación, nos trae unas consecuencias, unos efectos.
Hemos estado medidos bajo la vara del miedo al qué dirán, a la limitación de nuestro propio poder personal por un deseo de control del "otro".
Os invito a todos que elevéis vuestras frecuencias de energía en el amor de la ESCUCHA, hacia uno mismo y hacia los demás, a la COMPRENSIÓN de los pensamientos y actos de uno mismo y de los demás, y por tanto a la COMPASIÓN fundamentada en la elevación de entender y sentir la Verdad de cada individuo en la forma de proceder.
"NADA SE RESUME A QUE ESTO ESTÉ BIEN O MAL, ya que no existe el mal sin ser una parte opuesta del BIEN".
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